martes, 3 de septiembre de 2019

Artículo publicado en el blog literario CRUCE DE CAMINOS.-

Estimados:

Os paso el link de un artículo sobre los restos de Hitler que he publicado en el blog

https://crucesdecaminos.blogspot.com/

Es una página literaria con muchísimas reseñas de libros y abundante información literaria. Os recomiendo que la visitéis.

Y dicho esto, os paso el link donde está publicado el artículo, que es el siguiente:

https://crucesdecaminos.blogspot.com/search/label/%23JoseEnrique

Y para los que prefieran leer el artículo desde aquí, el texto es el que sigue:

martes, 3 de septiembre de 2019


El enigma de los restos de Hitler: La operación Mito


Hitler y Eva Braun (vía Shutterstock)

Un artículo histórico de José Enrique Vázquez para Cruce de Caminos. También lo podéis leer en su blog El asesino anda suelto y en su Facebook. 


         Adolf Hitler, el líder nazi responsable de la muerte de varios millones de personas, padecía de halitosis, era vegetariano y no fumaba, aunque sí lo había hecho, y de forma compulsiva —entre 25 y 40 cigarrillos por día. Estos datos, junto con los testimonios de su dentista personal en la última época, Hugo Blaschcke y de la asistente de este, Kathe Heusermann, han podido determinar en fechas recientes que Hitler no escapó de Alemania en submarino ni vive escondido en la Antártida, sino que murió en el búnker de Berlín en 1.945.
            Lógicamente, y dicho lo anterior, es claro que pasamos por alto todas las teorías que mantienen que el mandatario alemán escapó con vida de Alemania en aquellas fechas, pese a que muy recientemente incluso se ha publicado un libro —y en la editorial Planeta nada menos— que lleva por título “La segunda vida de Hitler”, escrito por Abel Basti. No, la realidad es otra bien distinta, y responde a lo que durante décadas se ha denominado “el enigma de la dentadura de Hitler”.
           
 
Pero vamos por partes.

 
LA MUERTE DE HITLER Y EVA BRAUN EN 1.945

El 30 de abril de 1.945, consciente Hitler de que todo estaba perdido, y con las tropas rusas ya en el propio Berlín, decide suicidarse en el búnker junto con su recién desposada y amante de años Eva Braun. Lo hacen ingiriendo primero cápsulas de cianuro para luego dispararse Hitler en primer lugar con un revólver en la sien. Eva Braun no pudo hacer lo mismo, ya que el veneno hizo antes su efecto.
Hitler había ordenado previamente lo que debía hacerse con los cadáveres para no correr la suerte de Mussolini, cuyos restos mortales fueron objeto de escarnio. Por ello, el oficial de las SS Otto Guensche y otras personas cercanas al Führer, entre los que se encontraba Martin Bormann, sacaron los cuerpos fuera del búnker y les prendieron fuego con unos doscientos litros de gasolina. Guensche lo confesó así en una entrevista concedida antes de su muerte en el año 2.003.


LLEGADA DE LAS TROPAS RUSAS AL BÚNKER

            Cuando los rusos llegan al búnker, tenían instrucciones expresas de Stalin de encontrar a toda costa y cuanto antes los restos de Hitler, si de verdad se había suicidado como mantenían los testigos presentes, y envían a una unidad especializada. Tras la búsqueda, los encuentran calcinados, aunque las piezas dentales estaban en buen estado, hallando también gran parte del cráneo del mandatario alemán.
Los restos de la mandíbula de Hitler y parte del cráneo, una vez finalizada la investigación que comprendía el interrogatorio de las personas presentes cuando ocurre el suicidio, deben llegar cuanto antes a Moscú. Para esta tarea, escogen a una mujer, la intérprete de guerra Elena Rzhevskaya. La razón es que según dijo ella misma después, “los miembros masculinos del ejército rojo podían emborracharse y los extraviarían”. Se le entrega una caja pequeña que contiene la mandíbula y el resto del cráneo de Hitler. 


 LA OPERACIÓN MITO

            Como es sabido, los rusos fueron los primeros en llegar a Berlín, un mes antes que los norteamericanos, y según narra la propia Elena Rzhevskaya, la intérprete que fue encargada de la custodia de la mandíbula y el cráneo de Hitler en sus memorias, encontraron los cadáveres calcinados del dictador y de Eva Braun, y los llevaron a una morgue improvisada en el mismo Berlín. Allí, el personal médico confirmó la intoxicación por cianuro. En la autopsia, se extrajo la mandíbula y parte del cráneo de Hitler. Interrogaron a Kathe Heusermann, la asistente del dentista del mandatario alemán, y a la vista de los restos, confirmó que la dentadura era del mismo.
            Los restos, tanto los confiados a Elena Rzhevskaya como los demás, llegaron sin problemas a Moscú y se custodiaron bajo alto secreto.
Sin embargo, y pese a las evidencias, bajo total secreto se inició la llamada por los rusos “Operación Mito”, que consistía básicamente en continuar la búsqueda del cadáver de Hitler para dar la impresión de que podía seguir vivo.


LOS ANÁLISIS FORENSES DE 2.017

En marzo y julio de 2.017, un grupo de investigadores y patólogos franceses, tras obtener el permiso de los servicios secretos rusos, tuvo acceso a los restos del dictador, que se conservan en Moscú. El resultado de su informe no ofrece dudas: la dentadura se corresponde con la de Hitler, y el resto del cráneo tiene un agujero en la sien sin duda producto de un disparo. Además, en los dientes, en muy mal estado, no se encontraron restos de carne, y sí un líquido azulado que podía tener su causa en la reacción química producida por el cianuro.


OBJETIVO PRINCIPAL DE LA “OPERACIÓN MITO”, Y CONCLUSIONES

            Visto lo que antecede, la operación secreta ordenada por Stalin consistente en dar la apariencia de que Hitler podía seguir vivo, manteniendo una incertidumbre que aún perdura hoy día, obedece a las siguientes posibles razones:

1.- Tal y como la propia Elena Rzhevskaya narra en sus memorias, publicadas una vez muerto Stalin, el mandatario ruso dijo que no iba a informarse de nada a los aliados porque “Seguimos en un cerco capitalista”, dando a entender que ya en 1.945 se entreveía la llegada de la guerra fría entre los dos bloques de poder, norteamericanos y rusos.

2.- La Operación Mito conllevaba difundir el rumor de que los propios norteamericanos habían facilitado la huida de Hitler. Para ello, la prensa rusa contribuyó publicando artículos que situaban al dictador en Argentina, o incluso en España, amparado por Franco. Esto era perfectamente creíble, ya que muchos científicos y personal alemán que sirvió al régimen nazi fueron reclutados por los norteamericanos para continuar sus investigaciones en Estados Unidos, siendo un ejemplo bastante obvio el del mismísimo Wernher Von Braun, científico enrolado en las SS e inventor de las bombas volantes V-2, que trabajó en la NASA hasta su muerte.

3.- El motivo último era desacreditar en definitiva a las fuerzas aliadas.

            A finales del año 2.009, Rusia confirmó oficialmente que desde 1.945, habían tenido en su poder los restos mortales de Hitler y de varias personas más del régimen nazi, y que dichos restos fueron incinerados en el año 1.970, dejando a salvo únicamente la mandíbula y el resto del cráneo analizados en 2.017.         

            Fin de la historia.