domingo, 12 de abril de 2020

CORONAVIRUS: Entrevista a D. Manuel Rodríguez Hornillo.-

     En estos días dramáticos, nos hemos habituado a vivir pendientes de la información que se nos brinda tanto en los medios de comunicación convencionales como en las redes sociales sobre el avance y evolución del nuevo virus que ha irrumpido en el mundo, el denominado COVID-19. A raíz de la pandemia, hemos tenido ocasión de escuchar a numerosos científicos que nos han ilustrado sobre cómo de mortal es este virus y por qué se contagia de modo tan rápido. Sin embargo, la información sobre la que podamos tener certeza es escasa por la aparición tan reciente de este agente infeccioso.
     Este blog trata sobre literatura, escritores, libros y todo lo relacionado con el mundo de la palabra escrita. Sin embargo, en alguna ocasión hemos hablado de ciencia, y aprovechando el momento presente, no he querido dejar de pasar la oportunidad de entrevistar a un médico sevillano con un amplio currículo y enorme experiencia. No tengo dudas de que las respuestas que ofrece a los interrogantes que a día de hoy se nos plantean, serán sumamente interesantes. Y como no podía ser de otro modo, al final, nos recomendará un libro que haya leído, dando cumplimiento así al espíritu de este blog.
     Hablamos - telemáticamente, claro - con el Dr. D. Manuel Rodríguez Hornillo. 
   Para quienes no lo conozcan, que serán los más, ya que en los tiempos que corren son más conocidos los jugadores de fútbol que los científicos o médicos de renombre, D. Manuel Rodríguez se licenció en Medicina y Cirugía en la Facultad de Sevilla en el curso 1.975-1.81. Doctor por la Universidad de Sevilla en Medicina Legal y Forense en el año 1.995.Fue discípulo del famoso Dr. D. Luis Frontela en la Cátedra de Medicina Legal de Sevilla desde el año 1.983, en la que ejerció de Profesor Asociado hasta el año 2.004. Intervino en casos de tanto interés social como en el denominado "Crimen de los Galindos", el "Síndrome Tóxico por Aceite de Colza" o el de caso de "Las Niñas de Alcasser". Ha publicado números artículos científicos sobre la ciencia forense en revistas especializadas. Es fundador de la revista "Cuadernos de Medicina Forense", y fue Director de dicha publicación en su primera etapa. En la actualidad, es Médico Asesor del Servicio Andaluz de Salud, en materia médico legal. 


   
     Buenos tardes, D. Manuel.

    WEBMASTER: Ante esta pandemia que padecemos causada por la rápida propagación del virus denominado COVID-19, se nos plantean numerosos interrogantes a nivel médico. A lo largo de estas pasadas semanas, hemos conocido a través de los medios de comunicación la opinión de muchos expertos en la lucha contra los virus sobre este tipo de coronavirus. Sin embargo, la mayoría de ellos coinciden en afirmar que este es un virus totalmente nuevo, del que no teníamos apenas información hace unos meses.

     ¿Esta afirmación es cierta tal y como se nos dice, o el COVID-19 conserva elementos comunes con otros virus como el responsable del síndrome respiratorio agudo severo (SARS)? En este caso, ¿Qué elementos tiene en común el COVID-19 con otros virus?

     MANUEL RODRÍGUEZ: El COVId-19 no es un virus nuevo, lo que es nueva es su capacidad para infectar y transmitirse a humanos. Por eso, como hasta ahora no había afectado a humanos, se sabe poco de él. Es de la familia de los Coronavirus entre los que se encuentran el MERS-CoV (coronavirus causante del Síndrome Respiratorio de Oriente Medio) y el SARS-CoV (responsable del Síndrome Respiratorio Agudo y Severo). Todos estos virus son de la misma familia y producen síndromes parecidos que afectan al tracto respiratorio y gastrointestinal fundamentalmente, si bien tienen algunas características diferentes entre ellos como la transmisibilidad, que dan lugar a diferentes procesos epidemiológicos.

¿Qué es el genoma de un virus?
     
     Es su carga genética, en este caso es una cadena de ARN. Un virus no es más que eso: una cadena de ADN o ARN rodeada por una cubierta que le permite su relación con las células a las que infecta, multiplicándose en su interior usando los recursos de la propia célula hasta que la destruyen.

¿Cuándo se descubrió, o al menos, cuándo se dio a conocer por la comunidad científica el genoma del COVID-19?

     A raíz del brote de la ciudad de Wuhan, científicos de Shanghái publicaron unos días más tarde, a primeros de enero de 2020, los datos genómicos del “nuevo” coronavirus.

Aparte de su elevada contagiosidad, ¿qué rasgos principales diferencian el COVID-19 del virus que ocasiona la gripe común?

     Pues lo más relevante es la mortalidad, o lo que es lo mismo, la gravedad de la enfermedad a que dan lugar, que es peor en el COVID-19 que en el Virus Influenza (gripe), aunque éste último se mueva en mayores valores absolutos. Es decir, llega a producir anualmente más muertes pero también porque produce más afectados. De todas formas estas comparaciones son muy relativas pues todo depende de las condiciones en que el contagio/epidemia/pandemia se produce y las medidas de control que se aplican. Estaría por ver qué sería de la gripe, o de otras muchas enfermedades, si adoptásemos las medidas de control y preventivas que se están adoptando con el COVID-19. Además, sobre el COVID-19 tenemos aún muy poca experiencia desde el punto de vista epidemiológico.
Esto es importante tenerlo en cuenta. Todos hemos visto y oído cómo van cambiando los criterios en las últimas semanas a medida que se conoce el virus, la enfermedad que produce y la epidemiología (a quién afecta, cómo se transmite, mortalidad, etc…). Pues bien, es lo que podemos esperar de aquí a un tiempo, que los criterios sean cambiantes hasta que los conocimientos queden bien establecidos, hasta que haya evidencia científica del comportamiento del virus y de cómo combatirlo. De hecho, estas mismas opiniones que ahora vierto puede que no sostengan o queden obsoletas en poco tiempo. Sabemos algunas cosas sobre el COVID-19 pero ignoramos muchas todavía. 

Para que todos lo entendamos, doctor, a nivel estadístico, ¿qué se contagia con más rapidez, el COVID-19 o el virus de la gripe común?

      Cabría pensar que como ambos tienen similares mecanismos de contagio, tendrán también similitud en la velocidad del mismo. Pero como vengo diciendo, las comparaciones entre COVID-19 e Influenza son muy relativas. A la gripe se la enfoca socialmente de forma benévola. Se la reconoce como una enfermedad estacional. Cuando la padecemos (lo que asimilamos como casi inevitable), si los síntomas de ese año no son muy intensos, muchos de nosotros apenas guardamos reposo: un Paracetamol y… ¡a trabajar!, incluyendo relaciones sociales, viajes, etc. Obviamente, esto favorece los contagios y la expansión a nivel mundial.
        En cambio, con el COVID-19 la concienciación de la Comunidad ha sido enorme ante un posible fatal desenlace. Que nos estén informando diariamente de la extensión y los efectos de la pandemia nos hace creer que el virus se transmite con rapidez. Está por ver cómo enfocaremos el problema en los próximos años. Hay que ser tener presente que el virus ha venido para quedarse y los próximos años reaparecerá, a menos que podamos desarrollar vacunas o campañas sanitarias que lo erradiquen en un futuro a corto/medio plazo.

He leído en varios medios de comunicación que el pasado año 2019 en España se produjeron 15.000 muertes por gripe común, resultando afectadas cerca de 800.00 personas. La alarma social producida por la expansión del COVID-19, ¿obedece más al miedo real de que se colapse el sistema sanitario español?

        Cierto es que las necesidades sanitarias, en particular los recursos hospitalarios son mayores para el COVID-19 que para la gripe, lo que ha contribuido al tono de alarma social generado, junto con el miedo en un principio al desabastecimiento de productos de primera necesidad. La limitación de los recursos sanitarios es un problema de hondo calado que esperemos se replantee cuando acabe esta crisis. También la gripe produce periódicamente sobrecargas asistenciales en los servicios de urgencias, pero se esto no se suele informar.

       Esas mismas fuentes ponen de manifiesto que ya en el mes de enero de 2.020, cuando la epidemia del COVID-19 nos parecía cosas solo de chinos e italianos, los sindicatos sanitarios ya denunciaban que los servicios de urgencias comenzaban a colapsarse por la afluencia de pacientes aquejados de gripe común.

         A los sanitarios no nos es extraño el “colapso” de las urgencias hospitalarias. La masificación de las urgencias es un hecho que se produce periódicamente, ya sea como es el caso por una situación epidémica/pandémica, por la afluencia masiva que produce la gripe estacional, por el fenómeno de disminución de recursos y desplazamientos poblacionales en épocas estivales o por otras razones. La diferencia en este caso es que la propia enfermedad ataca también al sanitario eliminando los recursos personales, lo que agrava el problema.
La gripe común siempre ha producido sobrecarga de los servicios de urgencias, que no llegan al “colapso” porque no suelen ser casos subsidiarios de hospitalización. Esto lo verdaderamente diferencial con el COVID-19, que más frecuentemente necesita de cuidados hospitalarios, incluso cuidados intensivos que son más escasos aún.

        ¿Estamos, pues, como creo haber escuchado de boca de D. Fernando Simón, director del centro de coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, precisamente en situación de emergencia sanitaria porque nuestro sistema de salud, que es de los mejores del mundo, se situó al borde del colapso total?

         Hay zonas del país que sí, en las que la incidencia del contagio ha llevado los recursos sanitarios a la extenuación. Creo que en ningún país hay Sistema Sanitario que resista una demanda que nunca se piensa como posible por lo súbita, grave e inusual. Diferente es que, una vez planteado el problema, los Sistemas Sanitarios (en nuestro país hay que hablar en plural) dispongan del suficiente “músculo” para compensar la demanda. Esperemos que a partir de ahora las Administraciones se hagan conscientes de que este riesgo existe. A mi modo de ver, difícilmente se puede estar prevenido para este tipo de contingencia, pero se debe disponer de capacidad de respuesta disponiendo los mecanismos de compensación necesarios.

       ¿Se sabe ya qué hace al COVID-19 tan contagioso, por qué se expande en el mundo tan rápidamente?

            Se saben algunas características del COVID-19. Se sabe de la facilidad de contagio de persona a persona por gotículas respiratorias emitidas con la tos o los estornudos, o por contacto con las mucosas de otra persona infectada (nariz, boca u ojos), y que parece poco probable la transmisión por el aire a distancias mayores de 1-2 metro. Y que parece posible el contagio por contacto con objetos infectados. Y se habla de un periodo de incubación de 1-14 días, periodo asintomático pero contagiante. Y que, hasta ahora, los datos epidemiológicos apuntan a que un alto porcentaje de pacientes infectados son hombres y mujeres de más de 45 años. También que la mayor proporción de muertes se ha relacionado con personas de edad avanzada o con enfermedades previas, pero que esto no es exclusivo. Que la trayectoria de los brotes son poco predecibles y que las estrategias preventivas clásicas de Salud pública son eficaces. En definitiva, se saben algunas cosas pero queda mucho por aprender.

                Por último, sólo recalcar la eficacia de la concienciación social frente a un problema de este tipo

        Por último, y como estamos en un blog literario, ¿podría decirnos un libro que haya leído recientemente y que recomendara a nuestros seguidores?

              Pues claro que sí, además, su lectura es muy propia en las fechas en las que nos encontramos. Acabo de terminar "La verdadera historia de la Pasión según la investigación y el estudio histórico", de los autores Antonio Piñero y Eugenio Gómez. Además, estoy elaborando un artículo sobre el tema.




Muchas gracias por su tiempo y sus respuestas. De momento, nos vemos en la red.