martes, 3 de noviembre de 2020

In memoriam: Manuel J. Delgado, el español que visitó Egipto en 90 ocasiones.-

 

Hoy es un día triste. 


 

Me acabo de enterar de que Manuel J. Delgado, amante del antiguo Egipto, falleció el pasado mes de marzo.

Hombre inquieto y trabajador, es de las pocas personas en España y quizá en el mundo que ha recorrido varias veces los pasadizos de la gran pirámide atribuida a Keops, y no sólo la parte reservada al público, sino todas las cámaras incluyendo la del caos, a muchos metros de profundidad bajo la inmensa mole de piedra.

Recuerdo con nostalgia el tiempo de mi primera lectura de su obra "El secreto de la gran pirámide", enmarcada en la colección de Iker Jiménez "El archivo del misterio".

Recuerdo igualmente que de la lectura de esa obra puede obtenerse información que no consta en ningún otro sitio. El autor aporta datos de medidas, dimensiones y datos imposible de obtener si no es realizando una investigación concienzuda y minuciosa. En el libro aparecen algunas fotografías en blanco y negro sumamente ilustrativas que nos dan a conocer un monumento que sólo podemos apreciar de manera superficial por la información que tenemos a través de internet en muchas webs que aportan un contenido parcial, interesado y por supuesto acorde con las teorías oficiales del arqueólogo egipcio Zahi Hawass.

Delgado va mucho más allá de las tesis «oficialistas» y plantea interrogantes imposibles de resolver con la simple interpretación de que los egipcios 4.000 años antes de Cristo la construyeron utilizando herramientas toscas de la Edad de Piedra. Las pruebas de que la piedra fue trabajada con tecnología que no existía entonces son bastante evidentes, y a mi entender, la idea de Hawass de que las tumbas encontradas cerca de la gran pirámide eran de los propios trabajadores que la construyeron, no cuela. Y ello por la razón que el propio Delgado ofrece en sus páginas. Si el monumento lleva tanto tiempo en pie, seguramente fue reparado y ahí entrarían esos obreros que fallecieron y fueron sepultados junto al mismo.

En otro orden de cosas, la atribución de la pirámide al faraón Keops también cae por su peso leyendo las páginas de la obra mencionada. En efecto, no consta en el monumento ninguna inscripción que advere tal afirmación, salvo un dibujo en una parte difícilmente accesible que muestra el cartucho del faraón en cuestión ... pero erróneamente dibujado.

Por último, la abismal diferencia que la separa de las otras pirámides construidas en la meseta abundan en lo mismo, esto es, que una civilización distinta a los simples agricultores egipcios la construyó utilizando una tecnología hoy desconocida.

Se comulgue o no con los planteamientos e hipótesis de Manuel J. Delgado, hay que reconocer que la obra como se ha dicho aporta datos imposibles de obtener por otros medios, datos que en unos casos han sido obviados por los arqueólogos denominados «oficiales», y en otros, descaradamente ignorados para que las tesis «normales» tengan algún sentido.

Gracias por tu trabajo, Manuel, y descansa allí donde estés,

Seguro que no andas lejos de tu tierra favorita.

Salud2.